jueves, 21 de enero de 2016

En la sala de espera de un consultorio pediátrico

Uno de los enanos está enfermo y como es de esperarse después de incontables e innecesarios remedios caseros proporcionados por parientes preocupados, por que admítanlo cuando un hijo se enferma todos se vuelven expertos en enfermedades infantiles, decidí llevarlo al pediatra.

El Dr. Osvaldo ha sido su médico desde que el enano entro al mundo, es decir él fue la segunda persona en cargarlo, ya que el primero fue el Don Chucho el Ginecólogo que después de 11 horas de parto y bajo amenazas de su madre de hacerse la cesárea ella misma, saco al chamaco que se negaba a salir de la panza de su madre.

Llegando lo primero que vemos es el escritorio de su secretaria, ¿Recuerdan a la secretaria de Monsters Inc.? ¡Es igualita! La voz gangosa y chillona, los lentes y la mala cara, lo único que falta es que te pida tu papeleo. Bueno, llegas y te pide el nombre del enano en cuestión y tu teléfono, te apunta en la lista y te sientas a esperar a que el doctor llegue.

Hay dos cosas que me gusta de las consultas con el Dr. Osvaldo, la primera es que revisa a todos los niños que pasan por su consulta de manera completa y exhaustiva, los pesa, los mide, les revisa oidos, boca, garganta, dientes, masa muscular, les escucha los pulmones, y escucha todo lo que los enanos le dicen, tiene la paciencia de un santo!

y la segunda es la espera, si de verdad, la sala de espera del consultorio es otro mundo, es como ir al zoológico de padres de familia, ¡en serio! Tienes a la mamá ultra moderna o como yo la llamo “La tecnología” que prácticamente tiene una app para todo, la mamá de esta consulta en particular tenía una app en su celular que le permite, según lo que le dijo a la mamá de junto, le ayudaba a registrar todo lo que su “gorda” hace, desde cuantos pañales le cambia, cuando come y que come, hasta de que color es el producto que se encuentra en el pañal cambiado a determinada hora.  

Ella venía con la mamá “informativa” esta mamá en particular es la que lee todos, ¡en serio todos!, los artículos publicados sobre niños, ya saben, la típica mamá que cree saberlo todo porque Martha Debayle lo dijo en BBMundo, que si los niños deben de comer mas cosas naranjas, que si es mejor que manifiesten desde temprana edad su espíritu libre, de los terribles dos, los insufribles 3 y los horripilantes 4, es decir toda la infancia de tus hijos es un martirio materno de acuerdo con todos los psicólogos y especialistas infantiles de BBMundo.

Bueno, mi pequeño foco de infección, osea mi enano, estaba muy entretenido para escuchar semejantes barbaridades, el feliz de la vida tosiendo y jugando con los bloques que ponen en la sala de espera, la secretaria seguía atendiendo llamadas, llenando papeleo y recibiendo pacientes, en ese particular momento me di cuenta que había un niño de 15 años que estaba no mal, lo que le sigue tendido cual lagartija en uno de los sillones de espera y más colorado que un jitomate. Junto a el había un enano de un año aproximadamente jugando el juego favorito de toda mamá, yo tiro tu recoges, en eso la criatura en cuestión aburrido de botar bloques al piso agarro la bolsa de la mamá y empezó a sacar las cosas de ella.

Lo que sucedió a continuación probablemente espanto de por vida al joven niño de 15 años que ya estaba sentado cabizbajo y taciturno meditando sobre su enfermedad, en cámara lenta vimos todos los presentes como el enano saco de la bolsa de su mamá una toalla sanitaria en empaque verde manzana ósea de naturella y cayó cerca de los pies del joven niño, en el momento en el proyectil cayó el joven dio un salto ¡digno de un saltamontes tibetano! Ahí es cuando salio la mamá "avergonzada", ni tarda ni perezosa la mama del joven quinceañero le dijo “¡ay ni que fuera una víbora y te fuera a morder!” la recogió del piso y se la puso en la mano y le dijo dásela a la señora, el joven más rojo que un globo de Up devolvió el artefacto femenino a la mamá del kindergardiano.

En ese preciso instante llego el doctor y la secretaria de Monsters Inc empezó a pasar a los pacientes, mi pequeño foco de infección ni se inmuto el estaba feliz jugando con los bloques de construcción. El papá de junto que estaba muerto de la risa en el celular observo cuando la secretaria regreso y tuvo el descaro de preguntar si el doctor tardaría mucho en consultar al joven ya que su niño estaba muy enfermo, mientras el pequeño retoño en cuestión corría por toda la sala de espera, obvio la “mamá informativa” aprovecho eso para decirle a la “mamá tecnológica” que ese era un típico ejemplo de los terribles tres.

Y así la sala de espera se iba llenando de bebes, niños enfermos y jóvenes avergonzados por aun ir al pediatra para contarle que les dolía algo. A final de cuentas después de esperar cerca de dos horas para pasar salimos de consulta con una receta y un justificante para el enano, y mientras pagaba no pude dejar de escuchar cuando la “mamá informática” le preguntaba al doctor si era cierto que besar a nuestros hijos en la boca estaba mal, el doctor a espaldas de dicha madre solo le hizo ojos de huevo cocido, se sonrió y volteándose con su secretaria mientras pasaba a las madres en cuestión le dijo “Martita me lleva una aspirina, hoy va a ser uno de esos días”

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