¡¡Sí!! Al fin las vacaciones terminaron, podre tomarme un
café completo y sin que sea recalentado, ¡ver una película de adultos!,
pintarte las uñas, o porque no ir a desayunar con tus amigas. Ah que divino
sentimiento de libertad, no me lo tomen a mal adoro a mis enanos, pero para
poder seguir teniendo un poco de cordura necesito tener mis mañanas libres de enanos
5 veces por semana de 8 a 2 pm.
Si no me creen, que levante la mano la mamá que disfrute
ver los 101 Dálmatas 5 veces diarias sin olvidar los gritos de desesperación de
sus enanos cuando pretendes cambiar la película por algo menos manchado. Que
levante la mano la que disfrute subir y bajar las escaleras quince veces solo
en la mañana para llevar al más pequeño de la casa al que ahora es su mejor
amigo… el baño. O las horas y horas de diversión ilimitada que te da el
preparar algo de comer para que tus angelitos decidan de repente que odian la
sopa, la carne, el pollo y las verduras y las frutas solo sin cascara (¿Por qué
no podemos vivir de galletas mamá?).
Los niños son divinos, pero para que continúen con su
divinidad debemos de tenerlos lejos por lo menos unas cuantas horas, el hecho
de que aprendan algo es un plus.
Es por eso que el primer día de regreso a clases te levantas
particularmente temprano y con una sonrisa de oreja a oreja, prácticamente
bajas cantando como princesa Disney a preparar el lunch de tus hijos, los
vistes con particular felicidad y sientes que al tender sus camas los pájaros
de Cenicienta te están ayudando.
Tus hijos obviamente no comparten tu felicidad, más bien
arrastran los pies, gritan, lloran y suplican como presos que van directo a la
horca siendo inocentes, no dejas que estas pequeñeces arruinen tu día. No
puedes dejar de imaginar todas las cosas maravillosas que podrás hacer mientras
tus diablitos están con sus queridos profesores.
Los subes al coche y vas con cara de tonta sonriéndole a
todos los conductores que te ven como si estuvieras bajo la influencia de la
mariguana, no te importa, los dejas en la escuela y pones música a todo volumen
en el coche, ok le bajas al volumen cuando te das cuenta que dejaste el celular
sobre la mesa y lo único que traes de CD es el último hit de Disney que al
parecer sigue siendo “Libre soy” de Frozen, en un alto en particular empiezas a
pensar todo lo que tienes que hacer, debes de lavar los trastes de la cena,
tender las camas, enjuagar la ropa negra que dejaste anoche en la lavadora,
pedir el pollo y las verduras para la comida de hoy, hay que pedir fruta
también, debes de lavar el refrigerador, poner el pollo a cocer, tostar los
chiles poblanos, hablarle a tu hermana, recoger los juguetes de la sala, lavar
el patio, ir al banco, pagar el cable, pagar la luz, pedir el agua…
Cuando te das cuenta
ya estás en la cochera de tu casa, bajas arrastrando los pies del coche, con el
cabello para todos lados y la mirada perdida, y te das cuenta que aun cuando
los niños ya están en la escuela, tú aun no tienes vacaciones.
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