sábado, 16 de enero de 2016

De regreso a clases


¡¡Sí!! Al fin las vacaciones terminaron, podre tomarme un café completo y sin que sea recalentado, ¡ver una película de adultos!, pintarte las uñas, o porque no ir a desayunar con tus amigas. Ah que divino sentimiento de libertad, no me lo tomen a mal adoro a mis enanos, pero para poder seguir teniendo un poco de cordura necesito tener mis mañanas libres de enanos 5 veces por semana de 8 a 2 pm.

Si no me creen, que levante la mano la mamá que disfrute ver los 101 Dálmatas 5 veces diarias sin olvidar los gritos de desesperación de sus enanos cuando pretendes cambiar la película por algo menos manchado. Que levante la mano la que disfrute subir y bajar las escaleras quince veces solo en la mañana para llevar al más pequeño de la casa al que ahora es su mejor amigo… el baño. O las horas y horas de diversión ilimitada que te da el preparar algo de comer para que tus angelitos decidan de repente que odian la sopa, la carne, el pollo y las verduras y las frutas solo sin cascara (¿Por qué no podemos vivir de galletas mamá?). 

Los niños son divinos, pero para que continúen con su divinidad debemos de tenerlos lejos por lo menos unas cuantas horas, el hecho de que aprendan algo es un plus.

Es por eso que el primer día de regreso a clases te levantas particularmente temprano y con una sonrisa de oreja a oreja, prácticamente bajas cantando como princesa Disney a preparar el lunch de tus hijos, los vistes con particular felicidad y sientes que al tender sus camas los pájaros de Cenicienta te están ayudando.

Tus hijos obviamente no comparten tu felicidad, más bien arrastran los pies, gritan, lloran y suplican como presos que van directo a la horca siendo inocentes, no dejas que estas pequeñeces arruinen tu día. No puedes dejar de imaginar todas las cosas maravillosas que podrás hacer mientras tus diablitos están con sus queridos profesores.

Los subes al coche y vas con cara de tonta sonriéndole a todos los conductores que te ven como si estuvieras bajo la influencia de la mariguana, no te importa, los dejas en la escuela y pones música a todo volumen en el coche, ok le bajas al volumen cuando te das cuenta que dejaste el celular sobre la mesa y lo único que traes de CD es el último hit de Disney que al parecer sigue siendo “Libre soy” de Frozen, en un alto en particular empiezas a pensar todo lo que tienes que hacer, debes de lavar los trastes de la cena, tender las camas, enjuagar la ropa negra que dejaste anoche en la lavadora, pedir el pollo y las verduras para la comida de hoy, hay que pedir fruta también, debes de lavar el refrigerador, poner el pollo a cocer, tostar los chiles poblanos, hablarle a tu hermana, recoger los juguetes de la sala, lavar el patio, ir al banco, pagar el cable, pagar la luz, pedir el agua…
Cuando te das cuenta ya estás en la cochera de tu casa, bajas arrastrando los pies del coche, con el cabello para todos lados y la mirada perdida, y te das cuenta que aun cuando los niños ya están en la escuela, tú aun no tienes vacaciones.

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